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domingo, 21 de noviembre de 2010

CURIOSIDADES








MUÑOZ SECA ¡QUE LISTILLO!



Estamos en 1922.  Cuenta José López Ruiz que siendo un absoluto novato andaba Muñoz Seca siempre por los pasillos y camerinos del Apolo en busca de su oportunidad. Y ésta llegó una tarde en la que se ofreció a acompañar al empresario Arregui a la estación, llevándole muy solicito la maleta.
Volvió al teatro y ni corto ni perezoso entregó un manuscrito suyo al gerente, advirtiéndole de parte del empresario que la pusiese a ensayos para estrenarla seguidamente. Así fue. La obra se estrenó con excelente acogida y Arregui a su regreso, no sólo perdonó al atrevido autor sino que estuvo dispuesto a reincidir. Más adelante Muñoz Seca formaría pareja con Pérez Fernández y luego junto con García Álvarez, crearía el género llamado “Astracanada”.




VALLE -INCLÁN
 
Sabemos que Valle-Inclán no tenia brazo, pero…. Cómo lo perdió?
En una tarde calurosa del mes de julio del año 1899, fue escenario de lo que aconteció el Café de La Montaña, en la calle de Alcalá esquina a la Puerta del Sol, en el cual se reúne habitualmente una de las numerosas tertulias literarias (de las que ya hablaremos) existentes y a la cual acuden Valle-Inclán, Gregorio Martínez Sierra, Pedro González Blanco, Francisco Sancha, Manuel Bueno… Pues bien, se habían reunido con motivo de comentar el duelo concertado entre un dibujante portugués llamado Leal da Cámara y un muchacho español, López del Castillo.
Valle-Inclán que era un pelin exaltado, empezó a extenderse en consideraciones sobre desafíos… En ese momento entró el escritor y crítico Manuel Bueno:
-          No se canse, Valle… Ese duelo no puede celebrarse porque Leal da Cámara es menor de edad…
-          ¡Y usted que entiende de eso, majadero! - respondió Valle Inclán.
Los dos escritores van a acometerse. Valle-Inclán coge la botella de agua que está sobre el velador y Bueno golpea con su bastón el brazo izquierdo de Valle.
Intervienen los presentes y la discusión concluye. Valle-Inclán apenas si repara en una leve herida causado en su muñeca izquierda por un gemelo.

Unos días después se le declara una infección y se hace necesaria la amputación del brazo izquierdo. Cuando Manuel Bueno, desolado, acude a visitar a Valle-Inclán éste le tiende la mano que le queda.
 

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